domingo, 28 de abril de 2013

A la guardería

Buenos días! (aunque no se pueda tomar literalmente en Barcelona dónde nos levantamos por tercer día consecutivo lloviendo)



Hasta hace pocos días he vivido a mi alrededor el estrés y las discusiones entre parejas de amigos a los que les tocaba escoger colegio para sus hijos. No sólo han tenido que superar el escollo de las preferencias y sorteos sino que muchos de ellos han vivido una lucha de meses y meses para ponerse de acuerdo entre ambos. Así que cuando ha habido fumata blanca, algunos se han sentido doblemente triunfadores. Pero no voy a adentrarme en los colegios porque a mi todavía me queda lejos y no me he implicado aún en los intríngulis del tema. Aún así, promete que en su día será un post jugoso ("Mi colegio o el tuyo? Religioso o no? El que está cerca de mis padres o de los tuyos? Privado o concertado? Alemán o francés? El que nos costará sueldo y medio o el otro? Te das cuenta de que con el segundo hijo habrá que desembolsar lo mismo? Arrrrgh!!). Ir detrás de muchos amigos te da la ventaja de ver venir las "crisis" con margen y prepararte con tu pareja para apaciguar impactos a la hora de tomar decisiones trascendentales. Pero como decía, lo que nos toca ahora es: la guardería.

Si con el colegio las decisiones son muchas y variadas, con la guardería parece que se resume en dos. La primera: guardería sí o no. Y la segunda: pública o privada. Aunque yo eliminaría la segunda porque creo que casi todos prefieren la pública por sus equipaciones y porque el desembolso de las privadas es bastante importante. Entonces, muchos se plantean básicamente la decisión de si llevan a sus hij@s a la guardería o si los dejan con los abuelos en el caso de que los dos padres trabajen. A mi me han dado muy buenas razones para llevar a mi hijo a la guardería: se relacionará con otros niños, aprenderá a comer solo y a adquirir cierta disciplina, se librará de la mamitis/papitis/abuelitis, será más extrovertido, disfrutará, aprenderá, nos dará cierta libertad horaria... Realmente, la mayoría de peques disfrutan en la guardería y, en mi opinión, se lo pasan mejor que estando  exclusivamente con mamá o los abuelos. Allí diseñan juegos didácticos que en casa no podríamos llevar a cabo. Además, tampoco tenemos un patio de recreo entre otras muchas cosas. Y no nos engañemos, en casa les dedicamos ratos para jugar o enseñarles cosas pero buena parte del tiempo se distraen solos. (Esto me  recuerda que, en breve, tocará protegerlo de todas esas zonas potencialmente peligrosas: enchufes, cantos de los muebles, objetos pequeños, armarios bajos con productos tóxicos, etc )

Ahora bien, por otro lado también ha habido quién me ha dejado ir aquello de: "¿No lo llevas a la guardería aún? Pues cuanto más tarde, mejor. Te aviso que cuando lo lleves, lo tendrás enfermo cada quince días" Ah, pues muy bien. La cancioncita de que en la guarde lo cogen todo la conozco desde antes de estar embarazada y por supuesto que me lo creo, no penséis que me lo tomo a guasa. Pero que me adviertan de antemano de que cada dos semanas va a caer enfermo... Pues ya es demasiado para asumir. No pienso que me digan cosas así para meterme el miedo en el cuerpo, seguro que esta madre lo vivió y lo sufrió como cuenta. Pero acabé teniendo la sensación que en septiembre voy a llevar a mi hijo a un campamento hospitalario en vez de a una guardería. Entonces escucho las reflexiones del resto de madres:que  se le reforzarán las defensas, que va a tener que pasar por eso, que es inevitable porque entre todos se lo pasan todo por la boca... Hay que resignarse? Pues supongo que sí. Y como en todo en la vida, hay que mirar el lado bueno de las cosas y no quedarse con lo peor.

Hasta aquí los pros y los contras. Ahora vamos a restar trascendencia al asunto. Antes, el concepto que teníamos de guardería era el de un sitio en el que dejar al pequeño para que lo cuidaran mientras trabajas. Y antes, nuestras madres amas de casa, nos llevaban allí un año antes de entrar en el colegio. Ni aprendimos más tarde las cosas ni nos convertimos en niños autistas por no relacionarnos con otros críos hasta los 3 años. Ahora se nos explica que las guarderías son mucho más que un "centro de canguros" y, como avanzan los estudios en todo, los niños pueden aprender cosas desde mucho antes. Con esto quiero poner en práctica una vez más mi análisis de la balanza. Las guarderías son una opción fantástica para los niños pero no es algo absolutamente necesario para su crecimiento. Si tenemos la posibilidad de llevarlos a una, yo lo recomendaría. Y si no puede ser y se queda en casa con la família, tampoco pasará nada. Como os comentaba al principio del párrafo, yo sólo fui un año y aprendí los colores igual de bien que cualquier otro niño. Os cuento a modo de "anécdota" algo que nos explicaron unos amigos. La hija de unos conocidos fue a la guardería unos meses más tarde que sus amigas. Se la veía mucho más introvertida y vergonzosa que el resto. Apenas la podía coger nadie que no fuera su madre o abuela. Enseguida hicieron la reflexión de que se notaba que no iba a la guardería con otros niños. Pues bien, a sus tres años y medio, la niña va a la guardería y tiene amigas pero es exactamente igual de vergonzosa con todos a los que no conoce. Era culpa de la guardería? No, es sencillamente su personalidad. No nos podemos apresurar a sacar conclusiones acerca de las bondades o desventajas de las guarderías porque cada niño es único.

Tenemos claro que queremos llevar a nuestro pequeño a la guardería en septiembre, con 13 meses. Porque le encantan los bebés y suponemos que se relacionará fácilmente con otros peques, porque adquirirá autonomía en ciertas cosas y aprenderá. Naturalmente, también porque trabajamos y no queremos imponer a los abuelos una obligación diaria con su nieto. Y entonces llegará ese momento típico y tópico que te explican todas las madres, el de la separación por primera vez en la puerta de la guardería. Hay varias posibilidades: el niño llora y la madre llora, el niño no llora y la madre llora, no llora ninguno... El niño llora y la madre no? No, seguro que esta no! Tal y como es mi peque, creo que abrirá los ojos como platos para no perderse nada y no tendrá tiempo de llorar. Y yo, pues espero no dramatizar más de la cuenta, jaja

Un abrazo mamis!

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