sábado, 28 de diciembre de 2013

Segundas Navidades con niño



Antes que nada, me gustaría desearos unas muy felices fiestas. Espero que hayan comenzado con mucha alegría y relax. Aunque lo de relax puede ser relativo dependiendo de la edad de los niños. Estas están siendo mis segundas Navidades con peque y puedo decir que todo es mucho más difícil, sobre todo cuando hablamos de un bebé de 16 meses. Pero como llevo una niña dentro, sobre todo en esta época del año, nadie me gana en actitud!!

Puede parecer una tontería pero cualquier cosa que años antes hacíamos en unas pocas horas, ahora es mucho más complicado y, por consecuencia, las pilas se nos agotan muuucho antes. Aprovechando que tengo unos días de vacaciones, decidí disfrutar al máximo de mi hijo. Dicho y hecho, el nene se ha convertido en mi sombra. ¿Qué problema puede haber en hacer las compras navideñas, preparar la cena de Nochebuena, ir a buscar regalitos y pasear con él arriba y abajo? Pues bien, para comenzar, ese bebito que el año pasado iba durmiendo en su cuco casi todo el día, en ese cochecito en el que abajo podía poner toda la compra sin problema...pues ese bebito se ha hecho mayor y el Casualplay es ahora un Maclaren con capacidad limitada. Así que el niño se agobia, protesta, se cuece con su plumón, gorro y bufanda, y en lugar de ir una vez al supermercado, hay que ir a comprar en tres tandas con bolsas colgando de las orejas.

A la hora de preparar la casa y la cena para nueve personas, tienes una personita tocándolo todo, lanzando juguetes contra el árbol de Navidad y, por supuesto, acercándose al peligro, si puede ser debajo de los fogones encendidos, mejor que mejor. Así que si antes eran cuatro manos las encargadas de prepararlo todo, ahora dos de ellas se tienen que dedicar en exclusiva a entretener y vigilar al niño si no queremos quedarnos sin copas. ¿Qué quiere decir eso? Pues que te encargas tu solita de toda la cocina y para cuando llega la familia ya estás para sentarte en el sofá.

¿Qué ocurre durante las cenas o comidas? Pues por experiencia propia y reciente, se acabó lo de comer un plato sin levantarse. En Nochebuena se juntaron mi hijo y mi sobrina, sólo cinco meses mayor que él. A los 15 minutos ya querían bajarse de la trona así que comenzaron a revolotear por el comedor. De nada sirvió traer los juguetes para tenerlos controlados. Mientras uno iba a buscar constantemente al abuelo para que se levantara a jugar, la otra lo perseguía. Así que después del primer plato, los niños y parte de la familia ya estaban en el cuarto jugando. Creo que todos sentados juntos a la mesa sólo estuvimos unos diez minutos. Por supuesto, esa noche el niño se acostó a las doce de la noche. ¿Y creéis que lo compensó por la mañana? Ni de broma.

Lo de ir a pasear y buscar regalos es parecido a lo del supermercado sólo que con mucho más bullicio de gente y calor, mucho calor. ¿Por qué no tienen piedad de nosotros y bajan la calefacción si la tienda está llena hasta los topes? Cuando llevas tres o cuatro tiendas con el nene en el cochecito, te da pena ver esa carita de resignación. Y si decides sacarlo para que camine mientras esperas a que te atiendan, probablemente sientas cómo la dependienta te clava la mirada y parece que la oigas decir “Más te vale tener controlado a ese monstruito”

¿Y qué me decís de buscar un puñetero ascensor en el típico centro comercial de ocho entradas laterales y tres plantas? Lo peor es encontrarlo y tener que hacer cola de diez minutos para meterte en calzador entre guiris y jóvenes a los que no les da la gana bajar por las escaleras mecánicas.  Realmente, moverse con el cochecito por según qué sitios es un acto de fe. Pido un carril cochecito YA!

Este año nuestro peque no entiende de Reyes Magos ni Papa Noel así que los regalos pueden estar desperdigados por la casa que no pregunta, si acaso mete mano. Pero pronto habrá que disimular y esconder. Efectivamente, amigas, mi pregunta a la desesperada es ¿¿Dónde narices voy a meter todo esto?? Sé de amigos que recurrieron al maletero del coche. Realmente, habrá que echarle imaginación porque los niños lo tocan todo. Y como novatos que somos, todavía no nos hemos acostumbrado a dejar las cosas importantes en alto. A modo de anécdota os diré que ya hemos tenido que anular alguna que otra tarjeta de crédito ante la duda de que la hubiéramos perdido por ahí. Por supuesto, nunca salió de casa.

Pese a que todo es más estresante y la logística se ha complicado, las fiestas con niños son infinitamente más alegres. Eso sí, todavía es una tontería gastar dinero en juguetes. Las piezas de espuma de su alfrombra de juegos y las pinzas de la ropa siguen siendo sus juguetes favoritos. Así que, queridos Reyes Magos, pasad de largo de El Corte Inglés y paseaos por un Schlecker, que de paso hacéis un favor a mamá ;-)

Feliz 2014 a tod@s!!!



1 comentario:

  1. Yo he pasado las primeras con mi peque y se me han hecho un poco raras, viendo como nuestros familiares le regalaban miles de trastos que aun ni hemos abierto y con la sensación de esperar algo de él, que obviamente era imposible que pudiera hacer porque es muy pequeño (8 meses)
    Tengo muchas ganas de que sea el siguiente año porque realmente se empezará a dar cuenta de algunas cosas.
    Al margen de todo esto apoyo 100% lo que comentas de los centros comerciales!
    Buscar la rampa adecuada puede ser todo un reto, cuando antes ni te lo planteabas y lo de los ascensores es, salvando las distancias, un reflejo de la sociedad en estado puro.

    Un abrazo y feliz año aunque tarde! xD

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