domingo, 12 de enero de 2014

Entretener a los niños en casa




Hace unos días, la autora del Blog "No soy una drama mamá" dedicaba un post a un tema que yo misma le sugerí porque me interesaba especialmente: cómo conseguir tener entretenidos a los niños en casa. A ciertas edades tempranas es complicadísimo que los peques se distraigan un rato largo en casa. Esto conlleva que nosotras no tengamos ni cinco minutos para hacer cualquier tarea o sencillamente relajarnos. Así que hasta que llega esa edad en la que pasan las horas en su cuarto con sus juguetes, toca echarle imaginación al asunto o acostumbrarse a llevar un perrito faldero enganchado a nosotras por toda la casa. Lo malo es que suelen ser perritos falderos terroristas a los que no se les ocurre una idea buena.

Mi hijo tiene más juguetes de los que necesita y sabe utilizar y lo más divertido para él es pasear las piezas, porque todo lo que entra por casa tiene un mínimo de diez piezas, por toda la casa. Así, acabo encontrando formas del Lego en la cesta de la ropa sucia, debajo de la mesa, debajo del sofá, en su bañera, en la bolsa del reciclaje y en cualquier rincón insospechado de su cuarto. Perseguirnos es, por supuesto, su hobby preferido y, como dije en el anterior post, colarse en los sitios más peligrosos es su adicción. Así que mientras no podemos estar con él en su habitación enseñándole juegos, se convierte en nuestra sombra. Porque, decididamente, a los 17 meses todavía no funciona lo de los dibujos animados. Si sale alguna canción, puede que se acerque a la pantalla pero un capítulo de Dora la Exploradora no lo aguanta ni en broma. Lo de Baby Beethoven todavía cuela de tanto en tanto pero me temo que los 12 meses de emisión continuada lo han quemado demasiado.

Carmen nos recomendaba los juegos de construcción. Por supuesto, es de lo que más tiene. Pero tiene toda la razón del mundo cuando comenta que la destrucción es más bien lo que les entusiasma a estas edades. Nosotros construimos y él lanza al suelo. Esto sieeempre va seguido de una carcajada. Por muchas veces que lo repitas, se troncha en cuanto cae al suelo. Y si fingimos horrorizarnos para hacerlo reír, ya lo tenemos en el bote. Pero como dice una amiga mía, la etapa de los cinco minutos es larga y pesada. Si, amig@s, nada le entretiene más de cinco minutos. Ni los puzzles, ni el Lego, ni los coches...Quemas un juego y ya has de pensar en otro. En realidad, somos nosotros los que utilizamos los juguetes y ellos miran, tocan, tiran al suelo y, de paso, aprenden cada día un poco más. Pero no nos engañemos, tenemos que ser nosotros los que nos metamos en el fregao, por lo menos a la edad de mi hijo.

Lo de pintar está verde en casa. Algún rayote hace pero creo que todavía no le ha cogido el tranquillo. O tal vez no le guste todavía, porque al fin y al cabo, lo que toca es que raye y raye. A veces pienso que a los niños les ponemos demasiados juguetes delante y no tienen tiempo de aprender a jugar con cada cosa porque reciben demasiados estímulos a la vez. Unos hacen música, otros corren por el suelo, con otros se construyen cosas, otros son peluches que cantan canciones, luego están los puzzles, los lápices de colores y no nos olvidemos de la moto! En Navidad es un no parar de juguetes nuevos. Y a esta edad, creo que con un par o tres iría sobrado. Si ni tan siquiera pide nada!

Lo de jugar con otros niños es otra cosa que aún ha de madurar y tengo ganas de que llegue ya el momento de relacionarse de verdad con otros nenes. Aunque es gracioso ver como los mayores lo persiguen para jugar y él va a su bola. Seguramente en un par de años se inviertan los papeles. Él los perseguirá y los mayores se aburrirán porque no les puede seguir el ritmo. Si tuviera un hermanito, seguramente todo sería diferente. Veremos qué ocurre cuando él sea el mayor de la casa.

En resumen, he de decir que a esta edad, hay que echarle paciencia para que aprenda juegos básicos y, como comentaba otras veces en este Blog, sólo se divierten con nosotros. Lanzar las cosas al suelo es la máxima diversión, eso y tocar todo lo que se les ponga por delante. Aunque se trate de patatas y cebollas que luego tocará recoger en el pasillo. Propósito de año nuevo: comprar candados para cocina y baños. Continuamente hay que tener un ojo encima de los niños a esta edad, no nos podemos distraer ni un segundo. Y si es en casa ajena, todavía más! A mis padres ya les he redistribuido decoraciones delicadas y ruidosas en estanterías superiores.

Otro día hablaremos de los parques. De como las madres novatas nos preocupamos al principio porque no queremos que se llenen los zapatos de tierra o se ensucien demasiado la ropa y al final dejaremos que vuelvan negros a casa porque lo que toca es que se rebocen. En mi última visita al parque me tocó lavarle la boca de tierra pero prometo reconciliarme con estos jardines de recreo.

Así que no desesperéis si se os agotan las ideas en casa porque los niños se las inventan todas para distraerse. Y la gran mayoría de veces, lo más simple es lo más efectivo!

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